domingo, 12 de mayo de 2024

 


parte 1

Francisca Martín-Cano Abreu nació al sur de Andalucía, en el  pueblo de Lepe.  En los últimos años se ha dedicado al estudio antropológico de las “sociedades maternales” habidas en la Prehistoria, cuestionando así  las teorías  “oficiales”  de la Arqueología y la Antropología.

El prólogo de su libro “Arqueología feminista ibérica” nuestra su disconformidad hacia  el dogmatismo estructuralista contenido en la  “ciencia androcentrista” que sustenta y  hace “oficial” falsas atribuciones de género "masculino".

El arte de la prehistoria es  clave importante para la nueva reinterpretación  histórica, un arte al que se le impusieron las  formas masculinas cuando en  infinidad  creaciones  se perciben cuerpos ginemorfos…  Un reclamo a estos clérigos cristianos que comenzaron a “estudiar” el arte cuaternario, negando y ocultando el descubrimiento de efigies femeninas en la Prehistoria.

¿Por qué la necesidad de una arqueología feminista?  Porque un futuro abierto descansa en un nuevo pasado…

 






Extracto del prólogo:

 ¿Vale la pena esforzarse en realizar una utopía?

Iniciamos la escritura de este libro de investigación: Arqueología Feminista Ibérica sobre los testimonios artísticos de la Prehistoria y Protohistoria de la Península Ibérica

Además, porque queríamos defender nuestros ideales y teníamos el derecho a denunciar un tema tabú en el mundo de la Prehistoria en España, ya que nuestras investigaciones, científicamente fundamentadas, mostraban las falacias del androcentrismo ortodoxo: el fraude que habían cometido los prehistoriadores católicos académicos durante cien años, al reinterpretar bajo su visión patriarcal y cristiana, el legado artístico.

Teníamos derecho a ser respetada a pesar de divulgar esas ideas, porque considerábamos que era intolerante que en la segunda década del siglo XXI, se siguiesen defendiendo ideas retrógradas sobre la Prehistoria por el mundo académico ortodoxo –que no tenían nada de científico, ya que los testimonios multidisciplinares que habíamos acumulado, certificaban científicamente que Lo Femenino tenía el principal papel en la sociedad y en el culto.

Y porque con sus manipulaciones, habían destruido la verdad y excluido la posibilidad, de lo que debería ser una exigencia como «científicos»: ser tolerantes y abrirse al debate democrático y científico, igual que a la libertad de expresión; y como «cristianos»: defender el derecho a la libertad de conciencia y contra la discriminación religiosa, cosa que asimismo han negado a sus propios integrantes durante cien años y a todo heterodoxo que se atreviera a cuestionar sus dogmas.

Queríamos divulgar nuestras investigaciones y descubrimientos, y que se reconocieran los datos reales que muestran las contribuciones de nuestras ancestras al progreso de la civilización desde inicios de la cultura humana, y que fueran aprovechadas por las nuevas generaciones de investigadores de la Arqueología de la Prehistoria, que tienen el derecho al progreso; pero que el androcentrismo de la disciplina de la Arqueología de la Prehistoria se ha empeñado en negar y silenciar. Y porque emperrados en la glorificación de las acciones fascistas de un (falso) pasado Masculino, habían montado un tinglado de especulaciones falsas para interpretar las obras de arte de Prehistoria y la Protohistoria peninsular (exclusivamente femeninas), antes de la revolución patriarcal de la invasión romana, liderado por varones violentos dedicados a guerrear, así como las consecuencias que se habían derivado de ello.

(…)Por ello queríamos mostrar a las nuevas generaciones de mujeres españolas los conocimientos que hemos recibido de muchas personas honestas de ambos géneros que nos han antecedido, y que nos ha dado la posibilidad de ver claramente las manipulaciones de los defensores del patriarcado, sobre todo de los confesos prehistoriadores cristianos.

Ya que nos habían hecho creer 1º que la subordinación femenina era innata y que el arte las mostraba subordinadas desde la Edad de Piedra, cuando en realidad, hasta que se produjo la revolución patriarcal, el Poder era exclusivo de Lo Femenino. También queríamos que supieran 2º la verdadera sexualidad que disfrutaron nuestras ancestras antes de la revolución patriarcal, muy diferente a la que nos han hecho creer los androcéntricos cristianos: sometida y sin libido, ya que en realidad disfrutaban de libertad sexual y se les alentaba a satisfacer su apetito venéreo (su placer sexual) de forma autónoma, a solas y se las exhortaba a las practicas lésbicas (no a las heterosexuales).

Y porque este conocimiento: el género de los primeros seres superiores que gobernaron la sociedad y el culto fue El Femenino; lo primigenio fue el Poder de Lo Femenino: de las madres de familia matricéntricas y de la Madre Naturaleza, y las mujeres disfrutaron de su sexualidad libremente, consideramos que era el medio más poderoso para recuperar la auténtica Memoria de las Mujeres en la Prehistoria. Y porque teníamos el deseo y la esperanza en la utopía de imaginar un mundo diferente. Y que si se quería, se podía intentar cambiarlo; y por ello nos atrevimos a intentar cambiar las falacias defendidas por el paradigma patriarcal cristiano de la ortodoxa Arqueología de la Prehistoria Androcéntrica, ya que está produciendo nefastos efectos sobre las vidas de las mujeres. Sólo el conocimiento de la realidad social y sexual de nuestras ancestras durante miles de años, afectará y fundamentará la defensa de mayores derechos sociales para las mujeres y las llevará a recuperar por tanto la Verdadera Identidad de las Mujeres: basada en un modelo que la llevará a aspirar a ser líder en lo familiar, en los social, en lo político, en lo económico, en lo religioso, en lo cultural…

jueves, 2 de mayo de 2024

 “Cruel tirano ¿no te da vergüenza torturar en una mujer el mismo seno con el que de niño te alimentaste?”  


Esta fue la respuesta de Santa Águeda al procónsul de Sicilia Quintianus, después de que éste ordenara tortularla y cortarle los pechos.
   El dominico Jacobus de Voragine en su obra Legenda aurea  nos narra en la hagiografía de la Santa que Quintianus, rechazado en sus intenciones amorosas por la joven Águeda, que ya había ofrecido su virginidad a Jesucristo, tópico tan recurrente en la vida de muchas santas. En venganza, el procónsul , la envía a un lupanar, donde milagrosamente Águeda conservó su virginidad. 

La devoción medieval tardía, como ya hemos mencionado, se centró bajo los conceptos de la humanidad de Cristo, rescatando así el sufrimiento de su corporalidad; la devoción de sus heridas fue ganando terreno; es,en este campo, donde el simbolismo de Santa Águeda juega un papel importante. Como menciona el medievalista Easton, las mujeres comenzaron a relacionar el pecho de la santa con la herida lateral de Cristo; así, el cuerpo femenino fue encontrando su motivo de devoción.

Para las investigadoras Carolyn Walker Bynum y Margaret Miles el pecho era principalmente un significado de alimento, tanto material como espiritual. Su carga erótica, es decir, su connotación sexual será un concepto posmedieval. 

No obstante, Sarah Salih ha puesto esto en duda el argumento de Walker; Salih explora ejemplos textuales en los que la confusión medieval, la desesperación por distinguir entre lo erótico y lo espiritual estaban presentes en la sociedad y por consecuencia en la mística: San Gilberto de Sempringham soñó tocar el pecho de una joven, esto no comprometía su pureza al convertirlo en un símbolo de la paz de la iglesia… Cristina de Markyate imaginó que Cristo le besaba su propio seno… el seno medieval contenía así estas dos connotaciones: lo sexual y lo místico.

Con la imagen de”María lactans” teológicamente hablando, se representa el lado femenino del Dios cristiano. El niño mamando del pecho desnudo de su madre simbolizará el misterio de la encarnación. María amamantando al niño será un modo de control de la corporalidad femenina. En el ensayo “La Virgen María como paradigma de la mujer en la tradición patrística” salvador Gonzales nos menciona que la Virgen María fue un modelo, el cual debía ser tomado por las mujeres medievales ya que esta había sido elegida por Dios y estaba dotada con todas las virtudes, virtudes que la teología masculina fue definiendo. 

Pero ¿ acaso, no toda desnudes contiene cierta carga sensual? La sensualidad encontró un medio de experimentación dentro de las representaciones de cuerpos desnudos de la pintura religiosa.  Lou Andreas-Salomé, en sus escritos  sobre lo erótico dentro de lo religioso menciona que la sexualidad es una cualidad inherente al hombre y que por ello se ve reflejada en lo que éste crea y siente, de tal manera que puede entenderse por erótico o sensual la sensación de estar llenando un anhelo de un goce superior. 

Lo desnudó y lo sensual también está presente en el Cantar de los Cantares, indicándonos, como sostiene Salih, que hubo un equilibrio entre lo corporal-sensual de las imágenes y lo simbólico-teológico de la interpretación que se les daba… Carmona Fernández en su libro “Narrativa románica a finales de la Edad Media” nos dice que “hay narraciones medievales que hablan de los senos y su papel en el juego romántico, pero es curioso que en una de estas narraciones, el amante primero besa los senos y luego los ojos y la boca”. Justamente, porque su carga sensual era mucho menor que la de los ojos o los labios. En el mundo medieval los ojos, la boca o incluso el cabello tenían componentes eróticos más importantes

lunes, 22 de abril de 2024

 

 



“Su nombre no está vinculado a un varón, no lleva el apellido de su padre o de su esposo, sino el de la ciudad de Magdala. Lleva por sobrenombre un topónimo, que es el de su lugar de origen”…

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 El culto mariano fue colocando gradualmente los atributos femeninos  dentro de la simbología mística, comenzó  a  feminizarse el concepto de Dios y el de su hijo:  “a partir de la sentimentalización de la maternidad y este “amar por vía suave” del alma-niño y de un Dios-Madre”.  La devoción medieval  por la Virgen María  abrió las puertas para que otras mujeres fueran veneradas  como María de Magdala, llegando a ser la santa más popular de la Edad Media. La “apóstol de los apóstoles” va ganado terreno dentro del fervor religioso.  La Virgen llegará a ser su antítesis, la de Magdala tan ataviada de los ideales eclesiásticos del pecado, el arrepentimiento, pasó  a ser  considerada una autentica evangelista que porta el mensaje gozoso de la pascua, y junto a su concepto de penitencia se va construyendo una nueva dimensión de la mujer y su feminidad. Haskins, en su ensayo “María Magdalena. Mito y Metáfora” menciona que la Virgen, por su perfección, no servía como modelo de arrepentimiento ni de penitencia, al contrario que la Magdalena en la que se podían ver reflejadas las mujeres reales.  Mujeres reales que exigían su derecho a la sexualidad y la independencia de su corporalidad. Aquellas que vivían libremente estos dos aspectos, a pesar de la sanción del hombre medieval, encontraron en María Magdalena una nueva oportunidad de  redención.

Los padres de la iglesia  se aferraban a definir  los cuerpos de las mujeres como imperfectos y  corruptos, que se regían por la pasión y estas características se encontraban  depositadas en el desdoro de la Magdalena. Mientras la iglesia tomaba a este personaje como un excelente ejemplo del arrepentimiento,  la mujer de Magdala se convertía en un  “icono feminista medieval”, ella cimentará los pilares de un nuevo cristianismo más abierto y libre para las mujeres. Como respuesta a este nuevo fenómeno devocional en los  siglos posteriores (XIV y XV) las mujeres gozarán de una propia espiritualidad femenina…

El cuerpo femenino tan penalizado en la Edad Media, fue  otro de los elementos que construyó el imaginario medieval, con el cual María Magdalena se acercó a su Salvador. Así lo explica Rosello en  “la corporalidad femenina en la historia de la salvación”: la humedad de sus besos, el llanto con que cubrió a su maestro, sus manos untadas del perfume del nardo; el verbo que apelaba al tacto, al oído, la vista, el olfato y al gusto. Eran el cuerpo y  la sensualidad de su persona los medios que le habían permitido aproximarse al redentor. El deseo de encontrase con lo que se ama, es un tópico tan frecuente dentro de la mística femenina,  a la par las mujeres también desarrollarán una  mística de la corporalidad; la repuesta de su amado Maestro a María: el “nolì me tenere”  implica también un control de los cuerpos de ambos. La encarnación del resucitado, incita nuevamente a los sentidos, pues toda relación humana en su primer momento es sensorial.  Como decía Aristóteles “nada hay en mi intelecto que no haya pasado por mis sentidos”.   

Todo lo relacionado a Dios  no tenía cabida en un cuerpo de mujer, pues éste era irracional e inferior, como lo definía Isidoro de  Sevilla. Recordemos el  evangelio apócrifo de Tomás: “Simón Pedro les dijo: que se aleje Mariham (María Magdalena) de nosotros...pues las mujeres no son dignas de la vida. Dijo Jesús: mira yo me encargaré de hacerla varón, de manera que también ella se convierta en un espíritu viviente, idéntico a vosotros los hombres”.

Únicamente renunciando a su sexualidad, a su feminidad, las mujeres medievales tenían la oportunidad de ser hombres virtuosos  y dignas portadoras de lo divino. Lo que conocemos como “virilizacíon mística”.  Pero María Magdalena no tenía nada de viril, en la Edad Media  fue un ejemplo de imagen de mujer dominante; su cuerpo joven reafirmaba lo femenino;  un cuerpo de mujer símbolo de resistencia de la corporalidad femenina… la historia de la cristiandad comenzó con ella, la primera testigo de aquella mañana, antes del momento de la revelación.

Para Teresa Forcades la continuación de los estudios de textos canónicos y apócrifos  nos permitirá construir una nueva realidad, la que  “atestigua el liderazgo de las mujeres en las primeras comunidades cristianas y atestiguan la oposición a dicho liderazgo” personificada en el apóstol Pedro”. Muy a pesar de quienes deslegitima a la tradición primitiva del cristianismo para negar obtusamente aún hoy en día el acceso de las mujeres a la totalidad de tareas y responsabilidades eclesiales…

 Pedro será el heredero no por méritos, sino por imposición" 

sábado, 20 de abril de 2024



Para explicar esta relación mujer-serpiente, al igual que con todos los asuntos relacionados con el cuerpo femenino, existían dos teorías: la de los clérigos-filósofos y la médica. No obstante, por circunstancias propias de la época, tienden a mezclarse dentro de un mismo discurso. Quizá el elemento en común más importante de cada una de estas teorías es la menstruación. Así como la investigación sobre el esperma femenino, la menstruación se configuraba como una incógnita para el mundo medieval, aunque sobre ésta, es claro, no se discutirá su existencia, pues era un hecho.

Las menstruaciones eran llamadas flores pues, “de la misma manera que los árboles no producen frutos sin flores, así también las mujeres sin flores se ven privadas de su función de concebir”. Justamente esa metáfora de las flores constituía la primera función atribuida a la sangre menstrual, la de concebir. Es pertinente aclarar que dicha atribución no se entiende de la forma actual, para ellos la sangre tenía varios cometidos, dentro de ellos alimentar al feto mientras estaba en la matriz de la madre y como humor femenino expulsar residuos e impurezas.

La segunda función está directamente relacionada con la simbología de la serpiente y la expulsión de dichos residuos. La mujer en el periodo menstrual se hace más impura que nunca, la eliminación de las superfluidades de su organismo es análoga a la expulsión de veneno, enfermedad y muerte.

¿Qué hacen las serpientes? Engañar, morder y envenenar. ¿Qué hacen las mujeres? Tentar, obligar a pecar y envenenar. Ellas “muerden y matan como una serpiente. Los orígenes mítico-religiosos de la fisiología medieval crean una certeza sobre la relación del periodo menstrual y la transmisión de veneno, en especial a través de los ojos, los cuales revelan el interior. Se creía que durante ese periodo, la mirada de las mujeres poseía capacidades atroces, por ejemplo, en el Tratado sobre los sueños, citado por Jean Jacquart y Claude Thomasset, se dice que “en la superficie de los espejos perfectamente limpios se forma como un vaho sanguinolento si las mujeres dirigen su mirada sobre ellos durante la menstruación”. Es interesante ver cómo de esta certidumbre surge uno de los monstruos del bestiario medieval: el Basilisco, que se sabe, puede matar con la mirada. Por otra parte, enfocando esta simbología serpiente-mujer desde las representaciones artísticas, es posible ver cómo en la mayoría de casos serpientes tienen rostros femeninos. La Iglesia se valió del arte para ilustrar los miedos y pecados, y como las personas no sabían leer, la mejor solución para penetrar su discurso fue a través de las palabras, representaciones e imaginarios. El pecado tendría siempre rostro de mujer…

 

Fragmento del ensayo: Cuerpo de mujer, fantasía de pecado,

De Marcela María Arango Carballo.



 

viernes, 19 de abril de 2024


 

"María era un símbolo del cristianismo que provocó diversos conflictos por ser mujer,  pero con la creciente sensibilidad mariolátrica del siglo XII abogaba, con San Bernardo a la cabeza, por reconocer en la Mujer a la Virgen, en su calidad de eslabón capital entre Dios y su pueblo.  La Mujer por vez primera figura como una majestad, entronizada en un globo celeste que acaso sea el sol o que acaso  sea la luna"

Video: Taracea - Polorum Regina (Llibre Vermell de Montserrat).



 

Del pasado al presente de Poulain

 

 Edición crítica de Daniel Cazés.

Parte 2

 

La lista de los textos feministas o próximos al feminismo escritos en Francia entre los siglos XII y los años en que las obras de François Poulain se publicaron es enorme.   Pero hay algunos autores y autoras cuyos escritos pueden considerarse trascendentes y que pudieron influir en su pensamiento.   Aunque él no citó algunas obras   feministas contemporáneas o anteriores, no se puede negar  la posibilidad de que las conocía.

Obras del Renacimiento previo del siglo XII hasta los años en que escribió sus tratados, la condición de las mujeres fue motivo de intensos debates y creatividad filosófica, literaria y política.  

Entre los personajes medievales que pudo haber leído estaba Trotula di Ruggiero (siglo XII)  maestra de medicina en la escuela de Salerno. Recocida por su antología de textos médicos titulada “Aegritudinum curatione”, la  enciclopedia médica, que escribió junto a su marido, “Practica brevis” y su tratado “Passionibus mulierum curandorum”.

En el siglo XIX y principios del  XX se afirmó que la obra de Trotula no era un tratado médico, sino un libro erótico y que su autor era un hombre llamado Trottus, que intentó ocultarse detrás del nombre de una mujer. Se sostuvo la idea que en la Edad Media ninguna mujer habría querido o podido escribir abiertamente sobre sexualidad. Ni hablar por ejemplo “de la forma de apretar la vulva de tal manera que hasta una mujer que ha sido seducida puede parecer virgen” como Trutula lo hizo en su tratado conocido como  "Trotula menor”. Olvidando nuestros queridos investigadores que en la Edad Media los tratados de ginecología incluían temas sexuales que las mujeres conocían mejor que los hombres.

Los actuales estudios han demostrado que en algunas universidades medievales estudiaban mujeres y que en la docencia también había mujeres distinguidas cuyos nombres se fueron olvidando mientras se gestaba la historia de la Edad Media y el modernismo.

Otro personaje medieval cuyos ideales resuenan en la obra de Poulain fue Eloísa (Hèloise) mujer conocida por su relación intelectual y afectiva con Pedro Abelardo, uno de los docentes más prestigiados del gremio intelectual parisino que marcó un cambio en la filosofía medieval. La historia de esta relación es tan conocida que no la citaremos aquí.   Nos interesa la reflexión de Eloísa acerca de la relación jerárquica entre hombres y mujeres en los monasterios y la estructura jerárquica que vivió en su propia  Abadía del Paracleto. Ideas que expresan la perspectiva  crítica y  reformadora de una mujer en el seno de la iglesia.

En su “correspondance” escrita en latín alrededor de 1132 y traducida por Jean de Meung, Eloísa y el hombre de su vida ofrecieron sus testimonios del drama que vivieron.

El investigador Georges Duby se une a quienes dudan de la autenticidad de ese intercambio epistolar. Pero, ya sea real o ficticio, Eloísa expresó a través de esas páginas, ideas   calificables de feministas, aun cuando  se restringían a ciertos círculos de la elite. Es decir, en la teoría y en la práctica,  asume y reflexiona su condición femenina.

Es notable ver proclamar a través de estas cartas (en pleno siglo XII cuando la figura de la Magdalena enamorada y penitente se utilizó como ejemplo para redimir todo pecado sexual) la vinculación física de la mujer al hombre y ese fervor que alimenta el placer compartido,  un elemento que la iglesia y los hombres de la época utilizaran como regulador del concepto de matrimonio.

¿Cómo entender a una mujer, una Eloísa excepcional, culta y sabia, que sin embargo y pese a su inclinación hacia lo placeres del amor, se resignó a vivir entregada a Dios bajo los términos estipulados por su marido?

Concluye Duby  que el contenido y el orden de la “correspondance”  tuvieron como objetivo crear una Eloísa mítica como modelo de consolación para las mujeres nobles que entraban en el convento.  

No es posible saber si Poulain conoció los escritos de Eloísa, pero si es evidente que la virtud (femenina) y la idea de  matrimonio estuvieron presentes en sus preocupaciones; y que en la distancia de cinco siglos, Eloísa y nuestro filósofo francés coinciden en algunos planteamientos  como los del espacio que las mujeres pueden ocupar en la jerarquía de la iglesia y la sociedad...

jueves, 18 de abril de 2024

 

Obra feminista de François Poulain de la Barret

Estudio de Daniel Cazès.

 Parte 1




“los milagros de Jesucristo son definidos claramente como tales en los evangelios, pero no constituyen el fundamento de ninguna argumentación, pues la razón exige evitar los milagros, lo misterioso, la superstición, lo absurdo, la ignorancia”

Para Poulain todo lo referente a las creencias religiosas debe analizarse de manera racional. Bajo su idea de “fe racional” se puede advertir la trasformación de sus categorías  feministas de igualdad y justicia bajo el desarrollo del concepto de “caridad”.

La caridad es el fin y la síntesis de la ley y de los profetas, es el fin de todo ministerio religioso, de sus enseñanzas, de la vida y la muerte. Así Dios debe ser caridad, la caridad que desarrolla Poulain. La primera etapa de nuestro pensador francés se sitúa en su “feminismo Juvenil” donde la caridad adquiere una perspectiva social, que está conformado por sentimientos  de sinceridad y equidad, lo opuesto al odio, a la opresión.

Como filosofo cristiano propone que todo debe ser regido bajo la modestia, el decoro y la honestidad. Bajo estas primicias publica tres obras feministas: Sobre la igualdad de los sexos. Discurso físico y moral donde se ve la importancia de deshacerse de los prejuicios, (1673); Sobre la educación de las Mujeres para la conducta del espíritu en las ciencias y en las costumbres (1674) y Sobre la excelencia de los hombres, contra la igualdad de los sexos. (1675), este último libro es una crítica al ideal de superioridad que posee el hombre, vale la pena mencionar que el título del libro es “deliberadamente irónico”.

 “La igualdad” su obra más famosa se publicó en Paris  en 1673 y desde su aparición provocó malestar en algunos “grandes pensadores”. En la introducción  de “la excelencia” menciona que varios hombres lo amenazaron con refutar las tesis de su igualdad, pero nadie publicó nada al respecto. Se sabe que su obra fue apreciada y valorada por las “prècieuses”, mujeres cultas de la alta nobleza que comenzaron a estudiar sus tratados, mujeres que frecuentaba o abrían salones aristocráticos, mujeres libres y radicales, en algunos casos, que reclamaban su derecho a la cultura, la educación, su acceso igualitario al mundo intelectual, que por mucho tiempo los hombres poseían.  

Un ejemplo de este acercamiento del pensamiento filógino  y  su receptor femenino  es “el Mercure galante” una publicación literaria dirigida a las mujeres de la elite francesa. En sus páginas las mujeres encontraron reconocimiento, como Elena Lucrezia Corner (Cornara o Cornaro) que se convirtió en la primera mujer en recibir un doctorado en filosofía de universidad de Padua, quien  en su tesis anotó que el “tratado de la igualdad de los sexos” de Poulain: “se demostrará hoy en la práctica como recientemente ha sido demostrada con sólidos razonamiento”.   

En 1727 Anne-Thèrese de Lambert declaró en su obra “Reflexions Nouvelles sur les Femmes” que los hombres usurparon la autoridad a las mujeres más por violencia  que por derecho natural, coincidiendo con la crítica de Poulain.

En 1750 Florent de Puisieux publicó una copia casi textual de la “igualdad” sin mencionar a Poulain  y con diferencias en la redacción bajo el título de “La femme n`est pas infèrieure àl`homme”.

La desigualdad y el sometimiento de las mujeres,  que observa Poulain, no obedece a ninguna ley natural de inferioridad biológica, sino que se construye a base de prejuicios: “Todas las leyes parecen haber sido hechas únicamente para mantener a los hombres en posiciones de privilegio… La diferencia de los sexos no concierne más que al cuerpo, pues solo él tiene que ver con la reproducción; la inteligencia no hace más que dar su consentimiento, y lo hace en todas las personas del mismo modo, por lo que hay que concluir que no tiene sexo”

El pensamiento Poulainiano poco a poco va encontrando eco en Jean- Jacques Rousseau, John Locke y Louis De Jaucourt y en la obra temprana de Montesquieu. En estos tres se encontraran reverberaciones de la Crítica feminista de Poulain. Rousseau leyó a Poulain aunque nunca lo menciona, como nunca se recuerda las expresiones feministas de Rouseau:

" los hombres están tan  impresionados por la grandeza y por la majestad, que son incapaces de apreciar las admirables hazañas  de las mujeres oprimidas y pisoteadas"

Al Igual que ningún historiador recuerda, o tal vez  olvidó deliberadamente, que Jaucourt (el colaborador más importante de Diderot) anotó en un ejemplar del “Tratado Sobre la igualdad de los sexos” que había escuchado a Montesquieu   expresar elevados conceptos sobre la obra de Poulain y considerándola una autentica obra filosófica.

El escritor suizo conoció la obra de Poulain a finales de los años cincuenta del siglo XVIII. Cuando fue secretario de una gran mujer: Louise- Marie- Madeleine Dupin. Quien preparaba su obra en defensa de las mujeres. Él fue el encargado  de las búsquedas eruditas sobre la educación, la amistad, la felicidad, el lugar de las mujeres en la historia, su condición femenina… todos los temas que necesitaba Madeleine Dupin para el desarrollo de su obra. Pero ninguna de las obras de esta mujer fue concluida y publicada y la historia fue olvidándose de ella, como también olvidó que ella fue la maestra de Rousseau.

El alumno inició un ensayo sobre la educación centrado en la que recibían las mujeres, en esta obra criticó a otro autor: François Fénelon, un teólogo y obispo católico, poeta y escritor francés quien le “atribuyó a  todas las mujeres defectos que solo tiene algunas”, éste desvaloraba la educación de las mujeres. Diciendo que un reducido currículum basta en los planteles de las niñas. Rousseau en lo que se asemejaba a una paráfrasis  más de Poulain, atacó y rechazó    los argumentos de Fénelon.  Por muy paradójico que parezca, este teólogo escribirá su libro “Tratado de la educación de las hijas”. La pedagogía de Fénelon es atrevida para su momento ya que propone un régimen moral educativo para dar a luz a una mujer de provecho desde la niñez mediante la adecuada instrucción tutelada, pero la pregunta obligada es ¿tutelada por quién?  . Las niñas, proponía Fénelon, deben instruirse para ser buenas mujeres, porque, la mujer no nace, sino que se hace mediante la buena educación ¿la educación masculina?




Para François Poulain de la Barret la educación que se ofrecía a las mujeres bajo un sistema patriarcal “aplacaba su valentía, para opacar su entendimiento, para llenarlas de vanidad y banalidades”.  Así la educación, concluye: “es la causa de la desigualdad” y  recomienda: “la mejor vía, la más natural para apartar a las mujeres del ocio al que se las ha reducido”.

¿Cómo entender qué incluso algunas mujeres piensan como los hombres que no están capacitadas? Es la gran incógnita de Poulain.

A partir de los paralelismos hallados por varios investigadores entre pensadores de los siglos XVII y XVIII con las obras de  François Poulain, resulta evidente que no fue un autor desconocido, aunque no estuviera entre los más afamados de su época. Él también fue un precursor de Ilustración, como muchos otros pensadores (hombres y mujeres) que, nuevamente, la historia no nombra, pero que aportaron en ella.

Gracias a Poulain se conocen más las categorías filosóficas, sociales y políticas de la igualdad. Ideas igualitarias referentes a cualquier sexo “prejuiciadamente interiorizado por cualquier sociedad, en particular a las mujeres que lo son en todas”.

(Poulain no es el pionero del movimiento feminista, como muchos investigadores lo quieren ver; él, junto a otros hombre de pensamiento filògino y junto a ellos, muchas mujeres de su presente y del pasado, fueron colocando los pilares de la igualdad. Sus ecos llegaron hasta los oídos  Olympe de Gouges, quien  en plena Revolución Francesa, exigió —en la Declaración de derechos de la mujer y de la ciudadana— un sistema jurídico basado en la igualdad entre hombres y mujeres. Pero la Revolución de los hombres le dio la espalda a las mujeres (tal y como lo hizo el Renacimiento siglos atrás) y la cabeza de Olympe rodó en la guillotina.

lunes, 15 de abril de 2024

 


II



"Cuando amo a Dios, soy el oído por el que Él oye, el pie con el que Él anda, la lengua con la que Él habla".

Es un cuerpo  femenino el receptor de todo el  elemento divino...  Una mujer poetisa, una mujer nacida en Basora. Sus versos surcaron los aires turbulentos del nacimiento del Islam.

Rabi'a al-'Adawiyya o Rabi'a al-Basri (Rabía de Basora), mujer devota de la corriente mística del “Amor Divino”, una poeta sufí temprana que la historia olvidó por  mucho tiempo. Una mujer que carga en sus hombros los tópicos de muchas otras místicas de distintas religiones: una vida de penurias y ascetismo, pretexto es la vida para padecer, buscando desesperadamente un Estado de Realización.  ¿Un paralelismo de tópicos místicos femeninos en distintas religiones? ¿Acaso Dios no es el mismo, el Uno, el indivisible?

 Poemas de una mujer que fueron atribuidos a una mano masculina; pues la mujer Sufí, según los exégetas antiguos, al igual que la mujer cristiana y la judía no estaban capacitadas para escribir de Dios… no estaban capacitadas para sentir a su Dios… olvidando que el hombre esta hecho de barro ¿Acaso la arcilla fina puede sentir? preguntarán ellas…

 

¿Puede una mujer experimentar el secreto de lo divino?  El Jeque Hasan al-Basri le pregunta; ella, la mujer de Basora le responde: "Tú sabes del cómo, pero yo sé del sin-cómo."

Al Dios de los hombres se le teme, al Dios de las mujeres se le ama:

 

¡Oh, mi señor!

Si te amo por miedo al Infierno, quémame en el infierno

Y si te amo por la esperanza del Paraíso, exclúyeme de él.

Pero si te amo por Ti mismo,

no me apartes de Tu belleza eterna”

 

Las escuetas biografías de mujeres Sufíes poco a poco van llenado los estantes de las bibliotecas universitarias, creo que tarea imposible es encontrar un común denominador femenino de la necesidad espiritual de estas mujeres. Dirá la doctora  María Teresa Arias Bautista: “lo que las une es el llanto por la lejanía de su Dios y las llamas en que se abrasa su alma con el encuentro divino”.


Pero la mujer mística es tan diversa, que corremos el riesgo de olvidar que antes de mística es mujer terrenal.  Que al colocarles la etiqueta de místicas, consciente o inconscientemente, les arrebatamos sus atributos más importantes, continua la Doctora María Teresa: “Las hubo solteras, casadas y viudas. Jóvenes, viejas e incluso bebés, si nos atenemos a algunos relatos. Las hubo ricas y pobres, vagabundas y mendigas, libres y esclavas. Supervivientes gracias a los manjares enviados por la divinidad o trabajadoras dedicadas a diferentes oficios con los que se pagaban su sustento. Con filiación conocida o desconocida, incluso de algunas ni siquiera se conoce el nombre. Ascetas y místicas, hacedoras de milagros cultas e ignorantes, reconocidas como santas y sabias o tenidas por locas. Alejadas de la comunidad o insertas en ella, con discípulos o sin ellos"

Para rescatar la Historia de la mujer, han comenzado ellas mismas a rescribirse, a rastrear su genealogía. Si queremos aprender de la Historia de la mujer, es importante comenzar por verlas como terrenales, antes que Santas o  maestras Sufís.  Es importante desprender la mira masculina de todo principio etéreo, moral y espiritual que las sofoca, la mira masculina que las reduce a fenómenos  y aprender de sus vidas y hechos más singulares para lograr así entender sus hechos más particulares.  

El problema de  toda praxis femenina es qué, continuamente, es la mirada masculina las que  juzga sus acciones,  “acciones que fueron examinadas estrictamente sin que se encontrara en ella, en algunos casos, ningún fallo, excepto que era de mujer”.

¿Bajo qué fuentes se debe comenzar una investigación en torno a la mujer Sufí?  Si casi todos los historiadores, cronistas y oradores fueron hombres ¿Dónde quedaron las mujeres que también acompañaron al Profeta Mujámmad? ¿Dónde quedaron las mujeres que abrigaron en sus corazones lo indefinible, lo que únicamente admite ser “vivible”?  Así  como el Islam abrigó la mística Sufí...

domingo, 14 de abril de 2024

 

 I


Los teólogos del siglo XIII -sobre todo Alberto y Tomás- utilizaron a Aristóteles para reforzar el viejo desprecio agustiniano hacia la mujer: «un varón fallido». A pesar de que esta idea de Aristóteles encajaba en la machista Iglesia agustiniana, sin embargo la recepción de este descubrimiento biológico de Aristóteles no se vio libre de reticencias e impugnas. Guillermo de Auvernia (1249), magister regens de la universidad de París y obispo de esta misma ciudad desde 1228, opinó que si cabe concebir a la mujer como un varón defectuoso, entonces también es posible calificar al varón como mujer perfecta, lo que tiene un preocupante sabor a «herejía sodomita». Pero el temor de los hombres de Iglesia a tomar de Aristóteles el alto aprecio en que los misóginos griegos tenían a la homosexualidad, fue más débil que el deseo de dar finalmente con una explicación convincente de la subordinación de la mujer al varón. Los patriarcas de la teología católica aceptan gustosos que el patriarca de los filósofos paganos les adoctrine en este punto concreto. Después de que los hombres (paganos y cristianos) hubieron recluido a la mujer con los hijos en la cocina y se hubieran arrogado para sí todas las restantes actividades en la medida en que parecían interesantes, cayeron en la cuenta de que el varón es «activo» y la mujer «pasiva». Y, según Alberto Magno, este hecho de la actividad masculina confiere al varón una mayor dignidad. No duda en afirmar que la frase de Agustín de que «lo activo es más valioso que lo pasivo»

 

Esta actividad masculina y la pasividad femenina se refieren según Aristóteles también al acto de la procreación: el varón «procrea», la mujer «concibe». En 1827 con las investigaciones sobre el óvulo femenino quedó demostrada la participación paritaria de la mujer en la procreación. La idea de que el semen masculino es el único principio activo de la procreación se afirmó de tal modo gracias a Tomás de Aquino que la jerarquía eclesiástica ignora todavía el descubrimiento del óvulo femenino y las consecuencias que se desprenderían de ese hecho, por ejemplo, para la concepción de Jesús. hasta el descubrimiento del óvulo femenino, se pudo decir que María había concebido a Jesús por obra del Espíritu Santo, ya no es posible mantener tal afirmación sin negar el óvulo femenino.

Pero si se acepta tal hallazgo, se negaría la actividad exclusiva de Dios, y la concepción por obra del Espíritu Santo (bajo la idea precristiana del espíritu santo como ente divino femenino, como madre)sería entonces una concepción sólo al cincuenta por ciento, cincuenta por ciento Dios- padre y cincuenta por ciento espíritu santo- madre.

La idea de la exclusiva actividad masculina en la procreación no fue inventada por Aristóteles. Ella se corresponde con la imagen que el varón tenía de sí con anterioridad.

Ya Esquilo, el padre de la tragedia occidental, ve al varón como progenitor exclusivo. Por eso, el hecho de que Orestes matara a su madre Clitemnestra no es tan grave como si hubiera asesinado a su padre. «La madre no es fuente de la vida para el hijo que la llama madre, sino que cría el joven germen; el padre procrea, ella conserva el retoño», opina Apolo. Éste se refiere luego a Palas Atenea, que nació de la cabeza de su padre Zeus. «También sin madre se puede ser padre: lo atestigua la hija de Zeus, el Altísimo, la cual no creció en el sombrío seno materno». Atenea, la hija de padre, dice a continuación: «Porque no hubo una madre que me pariera. Vivo exclusivamente en el padre, por eso considero menos punible el asesinato de la mujer» he ahí el principio de uno de los tantos argumentos misóginos que rescatará la patrística en su siglo de oro...

 

“Mujer y sexualidad en Tomás de Aquino”

Ensayo de Uta Ranke Heinemann.

viernes, 12 de abril de 2024


 


(...) "El papel de la mujer en el campo musical nos remite a dos conclusiones distintas: por un lado la postura conservadora  defenderá que no ha existido mujer lo suficientemente diestra en el arte musical;  por otro lado, diremos  que las mujeres han sido mayores usuarias de la música en las  sociedades tradicionales, preponderancia que comienza a ser opacada, oscurecida con la aparición de las academias musicales bajo dominio masculino. 

Pero las mujeres tradicionalmente han sido las guardianas y transmisoras del acervo cultural musical. una cantiga antigua lo expresa:

"si queres oir cantar
val a casa de quen cría
que queiras ou que no queiras
canta de noite e de dia"

 Este Canso compuesto por Beatriz Condesa de Dia (1140-1175)   sobrevive en Le manuscript di roi una colección de canciones copiadas en torno a 1270 para Carlos de Anjou, hermano de Luis IX. Los Cansos compuestos por mujeres son un atrevimiento para la época. Representan el carácter femenino, independiente y decidido que expone su deseo carnal, su sensualidad hacia su amante, siendo el emisor una mujer. El papel femenino y su voz narrativa es la protagonista de sus propias decisiones, reclamando la atención y el amor de una forma tan abierta y clara que resulta sorprendente para la vieja mentalidad masculina, es decir, la mentalidad misógina medieval  que ninguneó e intentó borrar  a las trovairitz del panorama historiográfico" (....)



 

jueves, 11 de abril de 2024

 John Knox y su tratado misógino: “El primer toque de la trompeta contra el monstruoso gobierno de las mujeres”



Del libro: EL PRIMER TOQUE DE TROMPETA CONTRA EL MONSTRUOSO GOBIERNO DE LAS MUJERES

De JOHN A. KNOX

Editorial: TIRANT HUMANIDADES




El estudio de las feminidades y masculinidades dentro de la Querelle des femmes y la Historia de las mujeres en la Edad Media y el Renacimiento dio como resultado un redescubrimiento de autores y autoras  que se mantenían sobre un conocimiento bastante lacunario.

En el seno de la cristiandad, poco a poco, las mujeres fueron asumiendo responsabilidades a todos los niveles de la sociedad, razón por la que fueron víctimas de sañudas y descalificadoras invectivas por parte de moralistas, teólogos y predicadores. Sin embargo,  resulta paradójico (como menciona Rocío G. Sumillera) que aquella situación coyuntural que reubicó a las mujeres en la vorágine de una auténtica cruzada contra las herejías, en lo sucesivo, no les haya otorgado un merecido protagonismo.




La sucesiva aparición de tratados misóginos y  filòginos escritos por hombres dan prueba de la existencia de una red ideológica donde participaron ambos sexos, unos a favor, otros adversos a  ideas de igualdad, y en ocasiones creando colaboraciones literarias entre hombres y mujeres (…) El polémico tratado escocés se escribe contra dos reinas católicas: María de Guisa (1515-1560) y María Tudor (1516-1558). Se trata de “The first blast of the trumpet against the monstrous regiment of women”.

Su autor, John Knox, (1514-1570)  conocido como el profeta del calvinismo en Escocia y fundador de su iglesia: la Kirk. Uno de los grandes autores misóginos del renacimiento. No oculta su odio por las mujeres, en especial su  repulsión por la  figura de la reina de Inglaterra, María Tudor, a quien describe como una “maldita Jezabel”. No es un ejemplo aislado de fiero ataque al género femenino, sino que más bien debe incluirse en un rosario de panfletos misóginos que fueron saliendo de las prensas europeas a lo largo del siglo XVI… No se cansaba Knox de afirmar que: “una misa es más peligrosa que diez mil hombres armados” para detener a una malvada mujer.

El concierto en solitario que dio el principal baluarte del protestantismo en Escocia con su “Primer toque de trompeta”, deja abiertas algunas interrogantes no sólo sobre la visión del poder de las mujeres entre las sociedades del Antiguo Régimen y las presentes reinas y su postura en tal relación con el gobierno femenino.




Entre las acusaciones presentadas en su contra se puede leer: “Opresión hacia sus pueblos”, “Crueles”, “despiadadas”, “Soberbias”, “Codiciosas”, “Verdaderas Jezabeles” (Haciendo referencia a la nefasta monarquía femenina del Antiguo Testamento) Además las culpaba directamente de la sangre derramada por los mártires protestantes y del retraso del avance de la fe reformada en sus reinos.

John Knox, al igual que los otros reformadores, utilizan el Antiguo Testamento como prisma para interpretar la realidad que les rodea, una realidad provocada por el gobierno de las mujeres. Las permanentes comparaciones de sus sufrimientos con los pasados por los profetas bíblicos, especialmente de Jeremías e Isaías. Le llevan constantemente a criticar en duros términos a la reina a quien como hemos dicho, la compara con Jezabel, la reina idólatra de la época antigua de Israel. Knox, con el apoyo que encuentra en Las Escrituras afirma que “Es idolatría todo aquello que no era orden directa de Dios” En ese contexto el insigne reformador es implacable: “El papa de Roma es idólatra, el mayor de todos.” Knox, tiene una obligación moral, política y religiosa de denunciar todo aquello que no está ordenado por Dios, como pecado e idolatría. Y bajo ese concepto cabe entonces, el reinado y gobierno de las mujeres.

“Es monstruoso”, “antinatural”. Así afirma el reformador en su “Primer toque de trompeta.” No puede concebir Knox, que una mujer ejerza dominio y autoridad, “Va en contra de las leyes de Dios”. Lo que argumenta básicamente es que “las hijas de Eva” están bíblicamente bajo condena y castigo.

Por lo tanto, continúa Knox, con base al mismo juicio de Dios, las mujeres deben estar sujetas a la autoridad del hombre...



Teodora y el feminismo jurídico en Bizancio 


 


Del libro de la Doctora María Bravo Bosch.

Fecha publicación:
18/01/2022
Editorial:
Tirant lo Blanch


Los historiados no prestaron atención al desarrollo del feminismo jurídico del “Corpus Iuris Civilis” que promovió la emperatriz Teodora., tal vez esta negligencia histórica se debe a la descalificación moral y personal que envolvió a la emperatriz gracias a un libro descarnado titulado “Historia secreta” redactada por Procopio de Cesarea.

La reciente línea de investigación jurídica románica a puesto el interés en la “clarissima femina bizantina” llegando a la conclusión de lo que pudiera denominarse actualmente como feminismo romanístico.

La Dra. Bravo ha centrado sus investigaciones en esta “vis iuridica” histórica y sitúa en su justo lugar la personalidad de Teodora. Al hablar del matrimonio de Teodora con Justiniano, la autora refiere en primer lugar la legislación matrimonial vigente restrictiva, que  impedía a Teodora contraer matrimonio con Justiniano porque había sido actriz de circo.

Justiniano consigue que su tío Justino, el Emperador del Imperio Romano de Oriente, derogue la legislación prohibitiva y haga una nueva más permisiva, recogida en el Código de Justiniano.

En donde el Emperador Justino, sin duda claramente influenciado por Justiniano, expone por primera vez, que debían perdonarse los errores de las mujeres, en virtud de la debilidad de su sexo, “imbecillitas sexus”; por lo tanto, si hubieran elegido un género de vida indigno, podrían ser rehabilitadas, es decir, que no por ello les quitaría la esperanza de una mejor condición.

De este modo, las mujeres que se hubieran dedicado a juegos escénicos, o a ser actrices como Teodora, pero después abandonaran tal condición huyendo de tan deshonesta profesión, se verían beneficiadas por la clemencia del emperador.





Así los textos del “Corpus Iuris”legislativo se miran como influencia directa de Teodora en Justiniano., no obstante no estamos seguros sí Teodora fuera la legisladora principal de las cuestiones jurídicas concernientes al colectivo femenino contenido en el “Corpus Iuris Civilis”.

 Teodora refulge por sí misma, con sus luces y sus sombras, con su influencia secundaria pero importante en materia femenina, pero Bizancio y su corte no hubieran permitido jamás el impacto directo de una mujer en la legislación bizantina, ni siquiera en el caso de la cónyuge del emperador. Y de las fuentes que se conocen no se desprende la legitimación activa de Teodora en materia femenina en el Digesto, ni en el Código, ni en las Instituciones que conforman la magna obra justinianea.

 Si bien es cierto que las leyes de Justiniano abundan en la necesidad de proteger a las mujeres más vulnerables y en situación de exclusión social, para algunos investigadores no tendría por qué ser consecuencia directa de la influencia cotidiana e intensa de la emperatriz en favor del colectivo femenino,

Para María Bosch el conocimiento de la cruda realidad social bizantina por parte del soberano (conocedor de las tragedias cotidianas femeninas) con mujeres de los estratos ciudadanos más discriminados, muchas veces por motivos étnicos y culturales, que al llegar a un punto extremo de carencias físicas, afectivas y sociales, debían traficar con su cuerpo como única herramienta para escapar del hambre inmisericorde, no supone que repudiase los probables consejos de su cónyuge Teodora, sopesados en su justa medida y dirigidos a la protección imprescindible de las mujeres, aunque todos los remedios jurídicos apuesten por la conversión y el arrepentimiento femenino, consustancial a la contrición cristiana, como parte ineludible para la seguridad jurídica del desdichado colectivo.

Seguramente la sensibilidad vital de la emperatriz influyese en una pragmática, hábil y silenciosa defensa de los derechos de las mujeres imbuida naturalmente a Justiniano…




  parte 1 Francisca Martín-Cano Abreu nació al sur de Andalucía, en el   pueblo de Lepe.   En los últimos años se ha dedicado al estudio ant...