parte 1
Francisca Martín-Cano Abreu nació al sur de Andalucía, en el
pueblo de Lepe. En los últimos años se ha dedicado al estudio antropológico
de las “sociedades maternales” habidas en la Prehistoria, cuestionando así las teorías “oficiales” de la Arqueología y la Antropología.
El prólogo de su libro “Arqueología feminista ibérica”
nuestra su disconformidad hacia el dogmatismo
estructuralista contenido en la “ciencia
androcentrista” que sustenta y hace “oficial”
falsas atribuciones de género "masculino".
El arte de la prehistoria es clave importante para la nueva reinterpretación
histórica, un arte al que se le
impusieron las formas masculinas cuando
en infinidad creaciones se perciben cuerpos ginemorfos… Un reclamo a estos clérigos cristianos que
comenzaron a “estudiar” el arte cuaternario, negando y ocultando el descubrimiento
de efigies femeninas en la Prehistoria.
¿Por qué la necesidad de una arqueología feminista? Porque un futuro abierto descansa en un nuevo
pasado…
Extracto del prólogo:
¿Vale la pena esforzarse en
realizar una utopía?
Iniciamos la escritura de este libro de investigación:
Arqueología Feminista Ibérica sobre los testimonios artísticos de la
Prehistoria y Protohistoria de la Península Ibérica
Además, porque queríamos defender nuestros ideales y
teníamos el derecho a denunciar un tema tabú en el mundo de la Prehistoria en
España, ya que nuestras investigaciones, científicamente fundamentadas,
mostraban las falacias del androcentrismo ortodoxo: el fraude que habían
cometido los prehistoriadores católicos académicos durante cien años, al
reinterpretar bajo su visión patriarcal y cristiana, el legado artístico.
Teníamos derecho a ser respetada a pesar de divulgar esas
ideas, porque considerábamos que era intolerante que en la segunda década del
siglo XXI, se siguiesen defendiendo ideas retrógradas sobre la Prehistoria por
el mundo académico ortodoxo –que no tenían nada de científico, ya que los
testimonios multidisciplinares que habíamos acumulado, certificaban
científicamente que Lo Femenino tenía el principal papel en la sociedad y en el
culto.
Y porque con sus manipulaciones, habían destruido la verdad
y excluido la posibilidad, de lo que debería ser una exigencia como
«científicos»: ser tolerantes y abrirse al debate democrático y científico,
igual que a la libertad de expresión; y como «cristianos»: defender el derecho
a la libertad de conciencia y contra la discriminación religiosa, cosa que
asimismo han negado a sus propios integrantes durante cien años y a todo
heterodoxo que se atreviera a cuestionar sus dogmas.
Queríamos divulgar nuestras investigaciones y
descubrimientos, y que se reconocieran los datos reales que muestran las
contribuciones de nuestras ancestras al progreso de la civilización desde
inicios de la cultura humana, y que fueran aprovechadas por las nuevas
generaciones de investigadores de la Arqueología de la Prehistoria, que tienen
el derecho al progreso; pero que el androcentrismo de la disciplina de la
Arqueología de la Prehistoria se ha empeñado en negar y silenciar. Y porque
emperrados en la glorificación de las acciones fascistas de un (falso) pasado
Masculino, habían montado un tinglado de especulaciones falsas para interpretar
las obras de arte de Prehistoria y la Protohistoria peninsular (exclusivamente
femeninas), antes de la revolución patriarcal de la invasión romana, liderado
por varones violentos dedicados a guerrear, así como las consecuencias que se habían
derivado de ello.
(…)Por ello queríamos mostrar a las nuevas generaciones de
mujeres españolas los conocimientos que hemos recibido de muchas personas honestas
de ambos géneros que nos han antecedido, y que nos ha dado la posibilidad de
ver claramente las manipulaciones de los defensores del patriarcado, sobre todo
de los confesos prehistoriadores cristianos.
Ya que nos habían hecho creer 1º que la subordinación
femenina era innata y que el arte las mostraba subordinadas desde la Edad de
Piedra, cuando en realidad, hasta que se produjo la revolución patriarcal, el
Poder era exclusivo de Lo Femenino. También queríamos que supieran 2º la
verdadera sexualidad que disfrutaron nuestras ancestras antes de la revolución patriarcal,
muy diferente a la que nos han hecho creer los androcéntricos cristianos:
sometida y sin libido, ya que en realidad disfrutaban de libertad sexual y se
les alentaba a satisfacer su apetito venéreo (su placer sexual) de forma
autónoma, a solas y se las exhortaba a las practicas lésbicas (no a las heterosexuales).
Y porque este conocimiento: el género de los primeros seres
superiores que gobernaron la sociedad y el culto fue El Femenino; lo primigenio
fue el Poder de Lo Femenino: de las madres de familia matricéntricas y de la Madre
Naturaleza, y las mujeres disfrutaron de su sexualidad libremente, consideramos
que era el medio más poderoso para recuperar la auténtica Memoria de las
Mujeres en la Prehistoria. Y porque teníamos el deseo y la esperanza en la
utopía de imaginar un mundo diferente. Y que si se quería, se podía intentar
cambiarlo; y por ello nos atrevimos a intentar cambiar las falacias defendidas
por el paradigma patriarcal cristiano de la ortodoxa Arqueología de la
Prehistoria Androcéntrica, ya que está produciendo nefastos efectos sobre las
vidas de las mujeres. Sólo el conocimiento de la realidad social y sexual de
nuestras ancestras durante miles de años, afectará y fundamentará la defensa de
mayores derechos sociales para las mujeres y las llevará a recuperar por tanto
la Verdadera Identidad de las Mujeres: basada en un modelo que la llevará a aspirar
a ser líder en lo familiar, en los social, en lo político, en lo económico, en
lo religioso, en lo cultural…